Entorno a la circunferencia
I
Que vida tan extraña ha tenido,
aquel que no ha deseado estar allí…
II
El tiempo ha dejado de pertenecer a su juego
ahora es tan solo una sombra estática
una exposición de historias silenciosas
un asiento seguro en el vuelo de la imaginación
carnada olvidada para peces del ayer
así, transcurrirá su vida
sin poder atrapar, sin ser atrapado.
III
Desnudo, como me conoce el diablo, o los santos, como me critica el mundo y me censura su dios, satisfecho o no, me abro, disuelto en miradas, vomitado siempre por sus lenguas, todo, para no ser feliz, para que entiendan, que existo y así romper pronósticos, desechar la tela que aprisionan de la misma manera que la selva, y ver llover desnudo, floreciendo sin pena, mi tiempo. Mi sueño, esta. . . pesadilla.
IV
Aunque lo dude, es un juego, y aquí estoy, rodeado de inventos, irónico creo, cuando a punto de estallar, como mar en calma con huracán interno, llegan sus manos, sus cosechas y una pauta en el instante me revela que de humanos se trata, y mi afán es una farsa si a sus ojos no llegan mis remolinos de deseos,…, no es su culpa, es mi silencio, allí donde me encuentro, allí donde me enredo…
V
Te revuelcas en el fango, lista para jugar, afilas tus espinas de flor carnívora, vaciando tus venas, para quitarle sentido a las heridas, y te lanzas a la lucha, ávida y fresca como una tierna brisa, y así morder a tu adversario, roer su sombra. Pero te amo aun en las cenizas, aunque se donde eres prófuga y no bienvenida, planta que raíces no cultivas, para viajar así, de mundo en mundo, mutilando esta vocación de guerrero en sílabas.
VII
En vano resulta comprender. Como marionetas somos objetos de un señor cronometrado y así, crecemos y así muerte súbita. Haz de mi tu instante, labra tu ira contra este párrafo, asesta el límite de tu silencio, te brindo mis manos, mis pies inertes, alimenta con el corazón tu carne, y allí en la cúspide de nuestro sentir, volemos… que no se hable o entienda, que no se cante, que al reino del grafito no pertenezca, solo una borrosa huella, en donde brille nuestra morada.
VIII
Ya no interesan cuantas percepciones coexistan en el día, ni cuantos azares se le roben a la noche, ya no previene la duda, ni el largo de mi barba, ni mi estalaje…
IX
Puede que no me pertenezcan, que sea solo el reflejo de la necesidad inevitable, puede que al crear me engañe creativo, que sea solo el punto de convergencia de vagos recuerdos, diásporas espacio-tiempo, azar ancestral, puede que sea solo el objeto, la consecuencia, el final. Me renace la idea del mañana que fue ayer, me despierta la angustia de un mecanismo exacto, me pierdo en el desenlace, vago por laberintos, absorbiendo, absorbido.
X
Me cuelgo y sangro, alimento a vagabundos, muertos me atan, no alzo vuelo, lloro con dientes el destierro, grito sin lengua, me arrincona el universo y por más que trato no muero, ¡no quiero coño!, me han quemado el cielo, mi luna, todo es fuego, agua, cenizas sin derecho, tal vez por contratiempo al recuerdo, no el ayer, ni el mañana, nada tengo, me recopilan en partes absurdas, soy parches, hierros… sangro y espero.
XI
De aquí para allá, vago al borde, rescatando cada sombra, melodías que aun rondan en el viento, de aquí para allá, encadenado a mi ser en pleno vuelo, mitad albedrío, mitad silencio, de aquí, en la cima, invocado por el deseo, de allá, en mi abismo, motivos por todo el universo.
XII
Vivo a unos pocos metros de estar muerto, y a unos tantos de nunca tener entierro, ando a unos metros del olvido, y a otros pocos de encontrar sustento, soy la distancia entre realidad y sueño, soy unos pocos metros de regreso al hastío, en unos pocos metros seduzco, en unos metros soy derrotado, metros me separan, otros pocos me acercan, a mi silencio.
XIII
Le roba la esencia a la realidad. En un rincón que solo él conoce, se alista y huye. Se habla de expansión, necesidad, suerte, creación. El ser mojado seca su piel, la misma hecha a volar, a otras le nacen pies, en ninguna existe la palabra libertad. Mi creador agarra su pincel y empieza entre trazos a obligar… Soy muestra de la soledad, de la deserción de un inadaptado. Mi alrededor tan diferente al de él. Pero también, he decidido, sentarme a esperar.
Rogelio Durán Gómez [roge].